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martes, 23 de agosto de 2011

África paga


En la oficina... de alistamiento
África paga... África espera.
Tienes un hombre más que matará por ti.



Dice Jorge Martínez que África paga.

Desde luego, África no lo ha tenido fácil a lo largo de su historia. Una historia de la humanidad que se remonta a Lucy, la australopithecus afarensis que vivió hace 3,2 millones de años precisamente en Etiopía, la cuna de la humanidad.

No, África no lo ha tenido fácil.

Colonizada y expoliada por Europa durante el famoso "reparto de África" de finales del siglo XIX, es una tierra que ha sufrido la opresión, la guerra y el hambre, a pesar de ser el Edén del mundo, el lugar en el que nació la humanidad.

Sí, África pagó en forma de esclavos y oro aquella colonización que esquilmó no solo sus recursos naturales, sino también sus recursos humanos.

Y una colonización que fue no solo militar. África también fue colonizada económicamente, en forma de legado envenenado a partir de 1960, el famoso "año de África" durante el cual decenas de colonias consiguieron su independencia. Ese legado consistió en la "occidentalización" de las ya ex-colonias africanas en sus instituciones, su libre mercado y su sociedad.

Occidentalización que ha fracasado en prácticamente todos los países del continente negro, y si aún no se ha derrumbado del todo es gracias a la economía "al margen de la economía", a la autogestión y al apaño, a los rituales oblativos y a la celebérrima solidaridad africana.

Pero la canción de Ilegales dice también otra cosa.

África espera.

Sí, está esperando su momento. El momento en el que quede de manifiesto el fracaso del intento de occidentalización, y el momento en el que pueda cambiar la situación de inferioridad que sufre respecto a Europa y Estados Unidos.

Será una espera larga, lenta y dolorosa, como los siglos de opresión de este pueblo. Pero África sabe esperar.

Mañana vuelo a Etiopía para un voluntariado de tres semanas en la misión del Padre Blanco Ángel Olaran. Nuevamente, como hace tres años, no sé muy bien lo que me voy a encontrar allí y no tengo claro qué es lo que espero de mí mismo. Seguramente encontraré hambre, enfermedad y muerte. Es muy probable que yo y mis dieciocho compañeros pasemos momentos muy duros.

Entonces, ¿por qué voy? ¿Por qué no dono a la fundación Angel Olaran lo que me costó el billete de avión, y me quedo en casa sabiendo que otros administrarán mejor que yo ese dinero?

La respuesta es que voy porque lo necesito.

Necesito dar rienda suelta a mis deseos de ayudar a los que lo necesitan, a los que se están muriendo. Necesito poner en perspectiva las cosas importantes de la vida, y no se me ocurre una forma mejor que ayudando a África, aunque sea de manera mínima y coyuntural. Necesito invertir en mí mismo, en convertirme en mejor persona, en no dejarme atrapar por la deliciosa fragancia que emana una nauseabunda planta carnívora llamada consumismo y utilitarismo. Necesito darme. Necesito expandir mi corazón más y más. Necesito abrirme al Amor, dejarme atravesar por él. Necesito que el Amor me atraviese. Necesito volver a ver la sonrisa de un niño que no tiene nada excepto su inocencia y su felicidad... que no es poco. Necesito encontrarme conmigo mismo en los ojos de las personas a las que vamos a echar una mano. Necesito beber de la sabiduría y la humanidad de los misioneros, que en su locura son las personas más lúcidas y coherentes que he conocido jamás.

Éstas son las razones por las que voy.

Lo que necesito analizar son las razones por las que, transcurridas estas tres semanas, vuelvo a mi vida de siempre.

¿Cuál es mi misión? ¿Debo quedarme en el mundo de comodidades en el que he nacido y al que pertenezco? ¿O mi camino pasa por vivir en la tierra de los desheredados, en países que el mundo solo conoce por sus desastres humanitarios y su petróleo, pero que me hacen sentirmo más vivo que nunca?

La respuesta a esta pregunta es algo que aún tengo que descubrir.

En cualquier caso, África paga sus deudas, y yo pago las mías con África.

2 comentarios:

Trabubu Rojo dijo...

Mucha suerte David en ese viaje!! Porque algo de suerte llevas a la gente de aquel sitio con tu ayuda.
Seguro que te acercas un poco más a lo que buscas.

Ivan Arrizabalaga dijo...

Que vaya estupendo, de corazon!

Una reflexion, ¿se puede exportar el espiritu con el que se va a estas misiones a nuestra ciudad, a nuestro dia a dia?

Muchas veces pienso que nos inventamos barreras para seguir igual mas alla de las que existen.

En fin, cosas mias aparte que vaya genial, hagais cosas buenas y volvais a salvo que diria mi madre.

Un abrazo a los expedicionarios!