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viernes, 26 de noviembre de 2010

Siempre juntos

A riesgo de que me corran a gorrazos por gay, ahí va:



Llenamos el caldero de risas y salero,
con trajes de caricias rellenamos el ropero.
Hicimos el aliño de sueños y de niños,
pintamos en el cielo la bandera del cariño.

Las cosas se complican,
si el afecto se limita a los momentos de pasión.

Subimos la montaña de riñas y batallas,
vencimos al orgullo sopesando las palabras.

Pasamos por los puentes de celos y de historias,
prohibimos a la mente confundirse con
memorias.

Nadamos por las olas de la inercia y la rutina,
con la ayuda del amor.

Vivimos siempre juntos, y moriremos juntos,
allá donde vayamos seguirán nuestros asuntos.
No te sueltes la mano que el viaje es infinito,
y yo cuido que el viento no despeine tu flequillo,
y llegará el momento
que las almas se confundan en un mismo corazón...

viernes, 19 de noviembre de 2010

The Walking Dead

"Los caminantes muertos". Con este guiño en su título a "The Living Dead" se presenta esta nueva serie de AMC, basada en el cómic de Robert Kirkman.

Una serie que a priori me tiraba para atrás (el género zombie, a pesar de lo que mola, reconozcámoslo: huele ya un poquito, valga el chiste), pero que en estos tres primeros episodios me ha enganchado por su brillante factura técnica y artística (la sucia fotografía es impecable, y la interpretación de sus actores protagonistas llega a niveles de insospechada calidad) y por su inteligente guión, que consigue que el espectador palpe el terror de unos zombies que se deslizan en manadas lenta e inexorablemente, agonizantes y palpitantes, en busca de un trozo de intestino que llevarse a la boca.


Pero en realidad The Walking Dead no es una serie de zombies. La plaga zombie solo es el telón de fondo en el que se mueven unos personajes a los que se les ha derrumbado de un día para otro su sistema de creencias y valores. Solo los que mantienen vínculos con un pasado por el que merece la pena (sobre)vivir son capaces de sobreponerse a la locura, a la desesperación y a la brutalidad.

Una serie que merece muy mucho la pena, al menos por lo mostrado en estos tres primeros episodios. Ojalá mantenga el nivel.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Vemos lo que queremos ver

La PNL se basa en unos pocos supuestos. Uno de los más importantes es el siguiente:

"El mapa no es el territorio".


Esta frase tiene una larga lista de connotaciones, pero la idea general se resume en que no es lo mismo un objeto que la representación mental que nos hacemos de él. Es decir, un mismo objeto no es igual para dos personas distintas. El objeto es el territorio, y la representación mental que cada uno hace de dicho objeto pasa por el tamiz de los recuerdos, las experiencias, los prejuicios, las expectativas y las asociaciones que dicho objeto tiene para cada persona. Su mapa.

Cierra los ojos y piensa en un gato durante tres o cuatro segundos.

¿Cómo era el gato?

Volviendo a casa me he bajado en Nuevos Ministerios para dar un paseo de vuelta a casa. Cuatro personas se han cruzado conmigo justo cuando salía de la estación de metro. Las cuatro estaban hablando por su teléfono móvil.

Primero: no me habría dado cuenta del detalle si no estuviese predispuesto a ver a gente (in)comunicándose por teléfono. Probablemente en mi cabeza estuviese rondando ese pensamiento porque estaba saliendo a la calle en busca de oxígeno y de tranquilidad.

Segundo: de inmediato mi cerebro ha prejuzgado que hay un número creciente de personas que hablan por teléfono móvil por la calle. Este alegre razonamiento sin duda proviene, de nuevo, de mis prejuicios con el dichoso aparato. Me ha entrado curiosidad y he empezado a contar el número de gente con la que me cruzaba, clasificándola en "gente hablando por el móvil" y "gente no hablando por el móvil". Un target binario facilito, para los matemáticos. He empezado con un 4-0 a favor de los "habladores" y he acabado con un 84-17 a favor de los "no habladores".

Es tan fácil desmontar un prejuicio como abrir la mente a los hechos. Lo malo es que los hechos los percibimos de forma subjetiva, en base a nuestros valores y creencias, cuando no de nuestros prejuicios.

Por desgracia, no todos los prejuicios del mundo se resuelven contando. Y en el mundo en el que vivimos, incluso contar parece complicado.

Si no, fijaos en las manifestaciones.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Ciudad K

No es habitual que recomiende un programa de televisión, ya que como buen progre cultureta jamás podría admitir que utilizo el televisor de 37 pulgadas para ver otra cosa que no sean películas de Kaurismaki y Bergman.

Pero, dejando de un lado la fina ironía, hoy vengo a recomendaros una serie cuya mera presencia en el prime time (aunque sea el prime time de la 2) es en sí mismo un milagro.

La serie está formada por sketches que transcurren en una ciudad en la que todos sus habitantes tienen un nivel intelectual "estúpidamente" alto. En el que las señoras de la peluquería hablan de Twitter y redes sociales, en el que las feligresas tienen debates teológicos agustinianos (creo que me acabo de inventar esta palabra) con el párroco, o en el que las telenovelas transcurren en el acelerador de partículas de la frontera franco-suiza.


Ciudad K. Todos los lunes a las 21:30 en la 2, y en la página de tve

domingo, 7 de noviembre de 2010

Se abre el telón...

...y aparecen dos informáticos lectores de "El sentido de la vida", un psicólogo, una funcionaria de prisiones, un jefe de ventas y un religioso camilo.

Se cierra la puerta del hotel.

¿Cómo se llama la película?

viernes, 5 de noviembre de 2010

Atravesando la línea del confort

Los especialistas en desarrollo personal insisten en la necesidad de atravesar la línea de confort; en atravesar esa burbuja que creamos a nuestro alrededor y en la que nos sentimos cómodos.

Los ladrillos con los que construimos esa burbuja son nuestros amigos y nuestra familia, nuestro hogar, nuestro coche, nuestro trabajo, nuestros hobbies... Las cosas que nos son familiares y, en una palabra, confortables.

Hoy voy a atravesar la línea del confort, y me doy cuenta por el nerviosismo con el que afronto el curso de Practitioner PNL al que me he apuntado. Una clase pequeña, de 6 personas, en la que tal vez tenga que hacer frente a mis debilidades y miedos. Lo temo y lo deseo a partes iguales, y es justo ese temor el que me indica que estoy atravesando la línea del confort. Pero el deseo de ver qué hay más allá de dicha barrera es lo que me mantiene firme.

Cuando regrese estaré aquí para contároslo.