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miércoles, 27 de octubre de 2010

...Pero no me lo creo

“Creo en Dios, pero no tengo la fe. Por las matemáticas y las ciencias particulares sé que es indiscutible que Dios tiene que existir... pero no me lo creo”.

Salvador Dalí


martes, 26 de octubre de 2010

Propaganda amistosa

Unos amigos están lanzando una página web de bandas sonoras y compositores. Si te gusta la "música que se ve", puedes echar un garbeo por aquí:

domingo, 24 de octubre de 2010

Salvar al soldado Manning

En estos tiempos que corren tan solo una presión pública aplastante, una presión ética mayoritaria, puede conseguir que Bradley Manning no sea encarcelado de por vida (o cosas peores, según el código militar norteamericano).

Así que para contribuir a generar esa presión pública, me permito enlazar la página web que centraliza los esfuerzos por liberar salvar al soldado Manning:

http://www.bradleymanning.org/


Tan solo el hecho de que resuenen los nombres de Bradley Manning y Julian Assange es importante. Si ya sabes quién es Bradley Manning y quién es Julian Assange, y qué es Wikileaks, difúndelo. Si aún no lo sabes, quizá esto te interese:

http://www.nacionred.com/derechos-humanos/wikileaks-todo-lo-que-necesitas-saber

martes, 12 de octubre de 2010

Una vida en directo

El show de Truman es mucho más que una crítica a la sociedad de consumo y al liberalismo televisivo-económico, si tal término existe. Es mucho más que una comedia amarga, es más que Jim Carrey poniendo caras.

El show de Truman es una vuelta de tuerca más de la épica del nuevo héroe, aquella que nació con "Matrix" y "El club de la lucha" en 1999. Es un retrato dramático del nacimiento, ascenso, caída y renacimiento del nuevo ser humano, aquel que se ha de liberar de las cadenas de oro con las que la sociedad nos ha cargado a todos.

En un momento histórico en el que las necesidades básicas de la pirámide de Maslow están cubiertas -en el primer mundo al menos-, existe el "peligro" de que el ser humano se empiece a hacer preguntas; preguntas sobre la trascendencia y la realización. Preguntas sobre el significado, no de la vida, sino de nuestras vidas, de la vida de cada uno de nosotros.

Ese ente al que entre todos hemos parido, alimentado y ayudado a crecer, ahora posee una sustancia y una inercia propias. Tiene la gravedad propia de los gigantes gaseosos, de esos que podríamos pinchar si tuviésemos una aguja. Pero no la tenemos, y nos limitamos a orbitar alrededor de ellos.

Ese planeta se llama "sociedad".


Y en un mundo en el que el ser humano está ávido de respuestas, la sociedad le responde con el mejor opio del pueblo que se ha inventado, con la mejor droga que se ha sintetizado, con el mejor lubricante para los engranajes de su mecanismo interno. Lo llamamos "sociedad de bienestar", que es un nombre más bonito que "sociedad de consumo". Y bajo esa frase nos movemos, giramos la ruedecita de hámster una y otra vez, una y otra vez, sin plantearnos hacia dónde vamos.

"Quiero explorar el mundo", implora un patético Truman Burbank a su mujer, a lo que ella responde: "no tenemos dinero, nos acabamos de casar, tenemos una hipoteca, y... me gustaría tanto tener un bebé...".

Pero Truman Burbank insiste, transformado por revelaciones casi místicas. Al igual que Neo en Matrix no necesita doblar la cuchara, Truman no necesita detener los camiones y los coches. Es él mismo quien se detiene, y los coches y los camiones no hacen más que orbitar con la enorme fuerza inercial de Truman.



En un brillante final, Truman se enfrenta a sus demonios y a sus miedos, que son lo que nos hacen detenernos y fracasar. "No puedes huir porque tienes miedo", le dice Christof. Pero el Creador se equivoca, y Truman es asesinado y muere y se hunde. Pero un nuevo Truman Burbank nace. Ha vencido a sus miedos. Se da la vuelta. Saluda elegantemente. Y se va.

Truman Burbank lo ha conseguido. Nos identificamos con el héroe, inconscientemente, aunque en un certero plano final, uno de los espectadores del programa de Truman mira a la cámara; nos mira a nosotros, también espectadores, y pregunta: "¿qué ponen en el otro canal?"

El único que ha triunfado es Truman. Porque su camino es el camino de los héroes. Y los héroes de verdad no son mártires y solo se pueden salvar a sí mismos. Zarathustra, como escribía Nietzsche, solo volverá a estar entre nosotros cuando todos hayamos renegado de él. Porque la fe no tiene ningún valor si no nos encontramos primero a nosotros mismos.

Sigamos el camino de Truman. Busquemos nuestra propia Fidji. Cojamos el barco, salgamos al proceloso mar... ¡y naveguemos!