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martes, 30 de agosto de 2011

Ya solo me queda tener un hijo...



...porque pinos he plantado muchos, como este gran mojón que desde hoy mismo está disponible en Bubok:



Más adelante haré una crítica en profundidad de mi experiencia integral con Bubok, pero he de decir que estoy muy satisfecho con el acabado del libro, especialmente con los colores de la portada, que no se han perdido en la impresión.

Lo dicho, acabo de cambiar el estado del libro de "Borrador" a "Publicado", así que si alguien se anima, que sepa que me van pa' la saca 0.53 euros por cada libro vendido :-)

PD: Como decía Robert Duvall: "amo el olor del napalm un libro recién impreso por la mañana".

PD2: A partir de 90€ los gastos de envío son gratuitos, así que si hay suficientes personas interesadas, puedo encargarme yo de centralizar un pedido y distribuir los libros en persona posteriormente. Por un euro más, os los doy sin dedicatoria :-P

martes, 23 de agosto de 2011

África paga


En la oficina... de alistamiento
África paga... África espera.
Tienes un hombre más que matará por ti.



Dice Jorge Martínez que África paga.

Desde luego, África no lo ha tenido fácil a lo largo de su historia. Una historia de la humanidad que se remonta a Lucy, la australopithecus afarensis que vivió hace 3,2 millones de años precisamente en Etiopía, la cuna de la humanidad.

No, África no lo ha tenido fácil.

Colonizada y expoliada por Europa durante el famoso "reparto de África" de finales del siglo XIX, es una tierra que ha sufrido la opresión, la guerra y el hambre, a pesar de ser el Edén del mundo, el lugar en el que nació la humanidad.

Sí, África pagó en forma de esclavos y oro aquella colonización que esquilmó no solo sus recursos naturales, sino también sus recursos humanos.

Y una colonización que fue no solo militar. África también fue colonizada económicamente, en forma de legado envenenado a partir de 1960, el famoso "año de África" durante el cual decenas de colonias consiguieron su independencia. Ese legado consistió en la "occidentalización" de las ya ex-colonias africanas en sus instituciones, su libre mercado y su sociedad.

Occidentalización que ha fracasado en prácticamente todos los países del continente negro, y si aún no se ha derrumbado del todo es gracias a la economía "al margen de la economía", a la autogestión y al apaño, a los rituales oblativos y a la celebérrima solidaridad africana.

Pero la canción de Ilegales dice también otra cosa.

África espera.

Sí, está esperando su momento. El momento en el que quede de manifiesto el fracaso del intento de occidentalización, y el momento en el que pueda cambiar la situación de inferioridad que sufre respecto a Europa y Estados Unidos.

Será una espera larga, lenta y dolorosa, como los siglos de opresión de este pueblo. Pero África sabe esperar.

Mañana vuelo a Etiopía para un voluntariado de tres semanas en la misión del Padre Blanco Ángel Olaran. Nuevamente, como hace tres años, no sé muy bien lo que me voy a encontrar allí y no tengo claro qué es lo que espero de mí mismo. Seguramente encontraré hambre, enfermedad y muerte. Es muy probable que yo y mis dieciocho compañeros pasemos momentos muy duros.

Entonces, ¿por qué voy? ¿Por qué no dono a la fundación Angel Olaran lo que me costó el billete de avión, y me quedo en casa sabiendo que otros administrarán mejor que yo ese dinero?

La respuesta es que voy porque lo necesito.

Necesito dar rienda suelta a mis deseos de ayudar a los que lo necesitan, a los que se están muriendo. Necesito poner en perspectiva las cosas importantes de la vida, y no se me ocurre una forma mejor que ayudando a África, aunque sea de manera mínima y coyuntural. Necesito invertir en mí mismo, en convertirme en mejor persona, en no dejarme atrapar por la deliciosa fragancia que emana una nauseabunda planta carnívora llamada consumismo y utilitarismo. Necesito darme. Necesito expandir mi corazón más y más. Necesito abrirme al Amor, dejarme atravesar por él. Necesito que el Amor me atraviese. Necesito volver a ver la sonrisa de un niño que no tiene nada excepto su inocencia y su felicidad... que no es poco. Necesito encontrarme conmigo mismo en los ojos de las personas a las que vamos a echar una mano. Necesito beber de la sabiduría y la humanidad de los misioneros, que en su locura son las personas más lúcidas y coherentes que he conocido jamás.

Éstas son las razones por las que voy.

Lo que necesito analizar son las razones por las que, transcurridas estas tres semanas, vuelvo a mi vida de siempre.

¿Cuál es mi misión? ¿Debo quedarme en el mundo de comodidades en el que he nacido y al que pertenezco? ¿O mi camino pasa por vivir en la tierra de los desheredados, en países que el mundo solo conoce por sus desastres humanitarios y su petróleo, pero que me hacen sentirmo más vivo que nunca?

La respuesta a esta pregunta es algo que aún tengo que descubrir.

En cualquier caso, África paga sus deudas, y yo pago las mías con África.

domingo, 21 de agosto de 2011

JMJ Madrid 2011

Mi séptimo verano en Madrid.

Sé de qué va esto.

Sol. Cuarenta grados. Calles vacías. Asfalto derritiéndose. El sonido de lo inevitable.

Un momento. ¿Calles vacías? ¿Qué es ese rumor que sale de la boca del metro? ¿Qué son esas banderas de todos los colores que asoman a lo lejos, detrás de una hilera de coches aparcados? ¿Quiénes conforman esa muchedumbre que me atraviesa, o yo les atravieso, esos chicos y chicas que corean canciones y ritmos que resuenan en mis oídos como una reminiscencia de canción de cuna posmoderna?



El millón y medio de peregrinos que están acudiendo a las Jornadas Mundiales de la Juventud o JMJ (World Youth Days, WYD), están cambiando la cara al verano de Madrid, habitualmente soso, vacío... y tranquilo.

Desde este lunes, un millón y medio de peregrinos colapsan el metro y las calles de la ciudad y la vuelven del revés. Gentío y griterío donde debería haber soledad y silencio. Vibrante energía a las 8 de la mañana donde la semana pasada habia zombis sonámbulos camino del trabajo.

Aunque hoy nos moleste un poco, la semana que viene lo echaremos de menos, os lo prometo.

Si a estos jóvenes les pusiesen un cubata a cada uno en la mano, lo que estamos viviendo estos días en el metro no se diferenciaría mucho de un primaveral sábado por la noche de típico botellón en el subterráneo.


Excepto porque no llevan ese cubata. Son grupis abstemios. El motor que mueve sus piernas no es el alcohol ni las drogas, sino uno mucho más poderoso llamado "fe". La visita a Madrid de Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI, para acompañar a los católicos en estas Jornadas Mundiales de la Juventud (que inauguró su predecesor el Papa Juan Pablo II allá por 1984, cuando cedió la Cruz a los jóvenes), supone la gasolina de la que beben estos peregrinos para resistir las insoportables temperaturas del verano madrileño.


Para alguien como yo que no se hace partícipe del espíritu de esta celebración, se pueden encontrar algunos puntos negativos evidentes en esta marabunta de jóvenes que recorren la ciudad. Como cualquier multitud, es inevitable que, por ejemplo, se ensucien las calles. Varias horas después de que finalizase el Via Crucis que el Papa celebró en la jornada del viernes, la plaza de Colón dejó ver los restos muertos de decenas de miles de botellas de agua, con las que la muchedumbre intentaba sobrevivir a la lipotimia. Limpiar toda esta basura es uno de los gastos indirectos que estas Jornadas dejan en las arcas de las tres administraciones (el Estado, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid), junto con la seguridad y la asistencia sanitaria.


Es cierto que las Administraciones no han otorgado subvenciones directas a la JMJ (ésta se ha subvencionado principalmente a través de la propia Organización de la JMJ y de patrocinadores privados), pero esto no significa que no exista gasto público. La calificación de la visita como "acontecimiento de excepcional interés público" por el Estado conlleva, de una manera u otra, el apoyo de dichas administraciones (cesión de espacios públicos, reducción de ingresos en las arcas públicas debido a los beneficios fiscales de los patrocinadores, todos los gastos de seguridad, limpieza y sanidad, etc).

No debatiré si la visita del Papa es un acontecimiento de "excepcional interés público" incluso para aquellos que tienen otra profesión o no son creyentes. Creo que este punto dependerá del prisma que cada uno utilice a la hora de juzgarlo, y por tanto entraríamos en un debate estéril.


Si dejamos esta polémica a un dado, también podemos ver las ventajas de estas celebraciones: una ciudad habitualmente muerta en estas fechas ha revivido como por arte de magia, con decenas de conciertos y actos culturales. Y que les pregunten a los profesionales de la hostelería qué opinan de tener un millón y medio más de clientes potenciales.

Al margen de ideologías políticas y religiosas, lo cierto es que estas Jornadas son un festival multicultural, en el que hay católicos procedentes de casi todos los países del mundo.


En mi sofá, sin ir más lejos, duerme un argentino llamado Elio procedente del pueblecito Goya Corrientes.

Estas jornadas son la oportunidad de cientos de miles de jóvenes de tener un encuentro no solo con Cristo, sino con infinidad de chicos y chicas de su edad, provenientes de culturas muy distintas. Unidos y arraigados en Cristo, sí, pero también curiosos como son los jóvenes, con ganas de comerse el mundo, inquietos, excedidos, pavos, exaltados, cansados, esforzados... jóvenes, en definitiva, que viven su fe a la par que viven como los adolescentes que son. Muchos de a los cuales este viaje cambiará, sin duda, la vida.


Las Jornadas Mundiales de la Juventud son algo más de lo que sale por televisión y de la imagen que se quiere proyectar desde un extremo o desde el otro. Como casi cualquier cosa, en el término medio está la verdad.

La Verdad.

El Papa lo dijo ayer, aunque fuese con un sentido diferente. No seamos unos cínicos y unos amargados. Por el contrario; seamos estímulo y fortaleza para todos esos jóvenes, toda esa generación que nos sucederá.

Aunque la hayamos intentado enterrar bajo una montaña de cinismo en nosotros, intentemos suscitar en ellos esa sed de Verdad que todos poseemos en lo profundo.

Creas en Cristo o creas en la Evolución, no puedes dudar que en la generación que nos sucederá está el futuro. Los católicos dicen que en Cristo está el Camino, la Verdad y la Vida. Yo digo que estas cosas ya están en ellos, y en todos los jóvenes. Ellos son el futuro de nuestra generación, y si hay un sentido más allá de nosotros, más allá de lo que nosotros podamos haber hecho o dejado de hacer, ese sentido debe recaer sin duda en todos los jóvenes del mundo.

Seamos estímulo y fortaleza para ellos.

sábado, 20 de agosto de 2011

Hipocondría

1. f. Med. Dícese de lo que pasa cuando te vas de voluntario a Etiopía y todo el mundo empieza a decirte que tengas mucho cuidado con las enfermedades y que andes con mucho ojo.

Algunos de los medicamentos que he tomado,
estoy tomando o tomaré durante estas semanas


miércoles, 17 de agosto de 2011

De verrugas y pollas

Marla esta fría y suda mientras le cuento que en la universidad una vez tuve una verruga. En el pene, aunque digo "polla". Fui a la Facultad de Medicina a que me la quitaran. La verruga. Después se lo conté a mi padre. Eso fue años más tarde, y mi papá se rió y me dijo que era tonto porque verrugas como ésa son un regalo de la naturaleza. Las mujeres las adoran y Dios me había hecho un favor.

Me arrodillo junto a la cama de Marla con las manos aún frías de la calle; palpo poco a poco la piel fría de Marla; pellizco un poco de la piel de Marla cada varios centímetros. Marla me dice que esas verrugas, ese regalo de Dios, provocan a las mujeres cáncer de cuello de útero.

Así que estaba sentado sobre una toalla de papel en la sala de reconocimiento de la Facultad de Medicina mientras un estudiante me rociaba la polla con un bote de nitrógeno líquido y otros ocho estudiantes observaban. Es ahí donde acabas si no tienes seguro médico. Solo que no la llaman polla, sino pene, y, la llames como la llames, te la rocían con nitrógeno líquido. Si te la quemaran con lejía dolería igual.


Chuck Palahniuk, El club de la lucha.



martes, 16 de agosto de 2011

Post producción

¡Por fin! Después de muchos años, estoy en la post-producción del cortometraje que grabamos en las oficinas de Neo Metrics.

Os adelanto una página del storyboard:

domingo, 14 de agosto de 2011

Hable villalonés en 10 cómodas lecciones. Lección 1.

Debido al problema del éxodo rural en España, numerosos dialectos se han perdido, se están perdiendo o se perderán en los próximos años.

Villalón de Campos es el pueblo en el que nacieron mis progenitores. He aquí, para la posteridad, algunas de las mejores piezas léxicas de su dialecto local, el
villalonés.


piculín, na:

1. adj. coloq. Que habla mucho y sin oportunidad, o que dice lo que debía callar.

No confundir con la acepción sudamericana de esta palabra (furcia, ramera, prostituta o, en general, mujer de mala vida). Aunque sospechosamente el 99% de las veces que se utiliza esta expresión en villalonés, se hace en el género femenino.

viernes, 12 de agosto de 2011

Aparición mariana en un trozo de servilleta


Si la mancha de grasa tiene razón,
Portugal definitivamente se va al carajo

miércoles, 10 de agosto de 2011

Atchung


Atención, curas pederastas de 11 pm a 5 am.


Con todo el cariño y respeto a mis amigos sacerdotes :-)

lunes, 8 de agosto de 2011

Más agujeros que un colador

El 24 de agosto me voy a Etiopía, pero si sé que iban a hacer de mi cuerpo un (en)sayo (clínico) para acupuntores en prácticas, me hubiese ido a La Manga:

-22 de junio: Fiebre Amarilla, Hepatitis A, Hepatitis B y Rabia
-29 de junio: Hepatitias A, Hepatitis B y Rabia
-20 de julio: Hepatitis A, Hepatitis B, Rabia y Meningitis
-27, 29 y 31 de julio: Fiebres Tifoideas
-2 de agosto: Tétanos y Difteria

Y aún me faltan:

-Cólera (2 dosis que no sé cuándo me voy a poner)
-Malaria

Y luego dicen que irse a Etiopía es peligros. ¡Lo que verdaderamente es peligroso es la Seguridad Social!

sábado, 6 de agosto de 2011

Mi biblioteca (I): Posesión, de Stephen King

Entre libros de viajes y de PNL, de vez en cuando aún saco tiempo para leer (o releer, como en este caso) libros fantásticos.

El fantástico es la metacategoría que engloba los siguientes géneros:
  • Terror
  • Fantasía
  • Ciencia Ficción o Ficción Especulativa

Aunque lo fantástico puede remitir a la fantasía, el lector avezado no debe dejarse confundir por lo parecido de las palabras. El género de fantasía (al que pertenece, por ejemplo, la tan de moda "Canción de Hielo y Fuego", "El señor de los anillos" o las crónicas de "Dragonlance") se considera un subgénero dentro de lo fantástico.

Hecha esta introducción, ubiquemos el libro que nos atañe.

"Posesión" (una lamentable traducción de un título original mucho mejor: "The Regulators"), es una novela de terror escrita por Stephen King en 1996, bajo el pseudónimo de Richard Bachman. Pseudónimo que utilizó en las siguientes novelas:

-Rabia (Rage, 1977)
-La larga marcha (The Long Walk, 1979)
-Roadwork (1981)
-El fugitivo (The Running Man, 1982)
-Maleficio (Thinner, 1984)
-Desesperación (Desperation, 1996)
-Posesión (The Regulators, 1996)
-Blaze (2007)

Stephen King



Sthepen King decidió usar pseudónimo durante un tiempo por dos motivos:

1) En primer lugar, las editoriales veían con malos ojos publicar más de un libro al año, para no sobresaturar el mercado. King vio en Richard Bachman la posibilidad de mantener el ritmo creativo innato en él.

2) En segundo lugar, King vio la oportunidad de descubrir si su éxito se debía al talento, o era una mera cuestión de suerte. Con otra identidad literaria quería averiguar si era capaz de llegar a lo alto de las listas de los libros más vendidos sin más publicidad de la que tuvo en sus propios comienzos. Sin embargo, el engaño se descubrió demasiado pronto para tener una respuesta clara.

"The Regulators" es uno de los últimos libros que publicó como Richard Bachman, y forma un juego de espejos con "Desperation", al que se une de forma inextricable y simétrica.

La trama de "The Regulators" es sencilla, incluso naïf. Pero King nunca ha destacado por tramas complicadas, sino por su artesanal forma de crear ambientes y situaciones de tensión y terror con lugares y objetos comunes.

El protagonista del libro es Seth, un niño autista de 6 años que durante un viaje a las viejas minas de Ohio sufre un percance a partir del cual no volverá a parecer el mismo. Unos días después, toda su familia es acribillada a balazos por pistoleros que conducían una furgoneta roja con un radar en el techo.

Dos años después, Seth vive con su tía Audrey en la típica urbanización de las afueras de una ciudad estadounidense. Una calurosa tarde de verano, extrañas furgonetas de colores chillones empiezan a recorrer la calle Popler. Aunque los vecinos no lo saben, acaba de comenzar su pesadilla.

Con esta trama arugmental King/Bachman hace una disección minuciosa al estilo de vida americano, diseccionando uno a uno a los habitantes de la calle Poplar: sus miedos, inseguridades, recelos, envidias y pretensiones.

Unos vecinos que nunca han llegado a conocerse entre sí, donde el límite del confort lo marcan las vallas blancas de madera que el cortacésped no puede atravesar.

King se ceba brutalmente con los personajes de su novela, tal parece que personificando en ellos la hipocresía de la sociedad, y haciéndoles pagar por sus pecados, utilizando para ello como arma la increíble mente del niño autista.

De alguna manera King nos parece decir que esos SuperCarros asesinos solo son una ilusión, aunque las balas que disparan atraviesan las paredes de verdad. De la misma manera, el american way of life de los personajes de la novela también lo es, pero de la misma manera que las balas, es una ilusión que puede hacer mucho daño.

Pero no todo es cinismo. King esboza algunos personajes nobles, que intentan ayudar a sus vecinos. Aunque sin duda los personajes mejor dibujados son el trío que hace pivotar a toda la novela: el pequeño Seth, el pequeño autista con mente de genio, luchador y estratega; su tía Audrey, sacrificada y abnegada para proteger a lo que queda de Seth; y... Tak, el villano que no se ve, el enemigo invencible y perfecto, el ominoso e innombrable ser que se deleita en el sadismo y la violencia, que se nutre del sufrimiento de las personas, y que desata una ola de violencia sobre la calle Poplar.

La novela también tiene otros puntos de interés, sobre los que King nos brinda algunos matices fugaces: el fin de la infancia, y ese periodo ambiguo que hay entre ella y la preadolescencia, como leit motiv de la trama. King también nos deja algunas perlas que bien pudieran ser autobiográficas en el personaje del escritor John Marinville, que se ha divorciado y ha dejado las drogas, y que ya no ve la escritura como una necesidad pulsante sino como un hobby amable.


"The Regulators" es, en mi opinión, un gran libro de Sthepen King. Quizá una de sus obras más subestimadas, pero a la altura de, probablemente, otras obras como "It", "Apocalipsis" o "Salem's Lot".

Recomendable para leerla en estas noches de verano, cuando ataca el calor y no puedes dormir, y de repente tu vista se aleja un segundo del libro y se clava en una esquina de la habitación, donde una chillona furgoneta roja con un radar en el techo te mira, sonriente, y espera que te duermas.

jueves, 4 de agosto de 2011

Se busca...

...chica residente en Valencia que practica yoga o taichi, que lee este blog (¡muy importante!), que le gusta ir a la playa de El Saler, y que monta esta bicicleta:



No me importa esperar. Si las señales son correctas, confío que algún día nos conoceremos :-)

¡Hasta entonces, un saludo y un recuerdo desde Madrid!

lunes, 1 de agosto de 2011

Historias de Madrid: los parques (III)

Esta entrada está dedicada a un parque que no tiene nombre, y por tanto no existe.

Está ubicado exactamente entre la calle Mar Mediterráneo y la calle Mar del Japón del barrio de Horteleza, muy cerca de la Plaza de la Iglesia de Madrid.

Es un parque del que nadie sabe de su existencia, aunque he llevado a varias personas a que lo conozcan.

Es un parque feo y sucio, al que solo se acercan los perros a mear... y un consultor solitario a comer una ensalada del Carrefour y a meditar sobre su vida personal y profesional.

Foto del parque sacada por el consultor en marzo de 2011



El consultor -que a veces va de traje, y otras veces viste casual- acaba de comer su ensalada. Se reclina sobre el banco de madera y estira las piernas. Cierra los ojos, y se limita a escuchar el sonido de los pajarillos que cantan y el que la brisa produce en las hojas de los árboles que cobijan su descanso.

Escucha sus propias pulsaciones, crea un mantra con ellas, y se deja llevar por los pensamientos y los sueños.

Está tan relajado que está a punto de dormirse. Pero por fortuna el reloj de la Iglesia que da nombre a la plaza colindante marca las horas y le hace abrir los ojos.

Con un suspiro, se levanta y se pone en marcha.

Lo último que hace antes de abandonar el parquecito es tirar la bolsa de la basura donde están los restos plásticos y orgánicos de su comida diaria.

Detalle existencialista (y metafórico) del parque