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lunes, 25 de diciembre de 2006

Best r'n'r star ever

La más grande estrella del rock'n'roll ha sacado con 71 años un disco nuevo, titulado "Last Man Standing" (literalmente, "el último hombre en pie", lo que es toda una declaración de intenciones y un puñetazo en el estómago a todos los que decían que era un viejo fósil).

El nuevo disco contiene 21 canciones clásicas cantadas a dueto con artistas del country, del blues y del rock'n'roll, tales como Jimmy Page, B. B. King, Bruce Springsteen, Mick Jagger, Neil Young, Keith Richards, Ringo Starr, Kid Rock (!), Rod Stewart, Willie Nelson, Eric Clapton, Little Richard o Buddy Guy. Toma ya.

Por supuesto, estoy hablando de Jerry Lee Lewis.



The Killer strikes again.

miércoles, 20 de diciembre de 2006

lunes, 18 de diciembre de 2006

El emperador de todas las cosas

Después de gastarme en el cine casi cinco euros (¡5 €!) en ver ese engendro de película que se llama "Eragon", al menos voy a desquitarme comentando algunas particularidades de la película. De paso aprovecharé para vincular un ensayo excelente sobre ese subtipo de literatura (o películas, en este caso) que conforma dos tercios de la ciencia ficción y la fantasía desde que estos géneros se inventaron; un subtipo que se caracteriza por explorar el mito psicológico del "héroe de las mil caras", y que suele degenerar en el "emperador de todas las cosas". Merece la pena que os leáis esta entrada sólo por el excelente artículo de Norman Spinrad que vinculo al final de la misma.

En fin, entremos en materia: Eragon, o proselitismo del plagio.

Sabía que iba a ser una película mala, pero no esperaba lo que me encontré. Una posible sinopsis de la película (con grandes spoilers) podría ser la siguiente:

El universo fantástico en el que se desarrolla la película está gobernado por un malvado emperador. Ese emperador/rey fue en el pasado miembro de una selecta y cuasi mística orden de protectores bienhechores, a los que traicionó y casi exterminó para hacerse con el poder. La película empieza con una princesa rebelde, que roba algo que es muy importante para el emperador/rey, y que consigue esconder antes de ser atrapada.


El objeto de su robo, que podría ser fundamental para la resistencia, cae en manos de un joven muchacho granjero. Este muchacho desea explorar el mundo. Todas las tardes mira cómo el sol se pone en el horizonte; un horizonte que parece que nunca podrá visitar, reducido como está a trabajar en la granja de su buen tío. Sin embargo, la aparición de este objeto cambiará la vida del muchacho. Casi por casualidad se encuentra con una especie de ermitaño, que habla de tiempos mejores, y que habla con añoranza del tiempo en el que aún existía aquella orden de protectores. Mientras tanto, el emperador ha descubierto dónde está lo robado, y envía un escuadrón a recuperar el objeto. Como consecuencia de esto, el tío del muchacho es asesinado, y éste se ve obligado a abandonar la granja con el ermitaño, que le guiará en un viaje de descubrimientos: quiénes son los protectores, y cómo él, de alguna forma, es el último de esos protectores. El ermitaño enseñará al muchacho todas estas cosas y muchas más. El muchacho, entendiendo por fin quién es, insistirá en rescatar a la princesa rebelde, que está apresada en una fortaleza del enemigo. Asaltan la fortaleza y rescatan a la princesa, pero el ermitaño finalmente morirá. Su sueño, sin embargo, seguirá vivo en la valentía del muchacho, quien es aceptado por los rebeldes como un líder nato de la resistencia.


Esta larga sinopsis es la de Eragon, pero no encuentro nada de lo que he escrito que no se corresponda con el argumento de “Star Wars”. Me refiero a la película original, la que luego sería conocida como “Star Wars. Episodio IV: Una nueva esperanza”.


El emperador puede llamarse Obelix (o cómo sea) o Palpatine/Vader. Los protectores pueden ser jinetes o jedis. La princesa Arya podría llamarse Leia. Lo robado pueden ser los planos de la Estrella de la Muerte o un huevo de dragón. El muchacho granjero que vive con su tío y que anhela largarse de aquella granja puede llamarse Eragon o Luke Skywalker. El ermitaño podría llamarse perfectamente Obi Wan Kenobi.

Lo único que han hecho en “Eragon” es trasladar el universo de space opera que era “Star Wars” a un universo de dragonadas (tampoco tiene pudor en utilizar el helicóptero para rodar en exteriores como hacía Jackson en “El señor de los anillos”), añadiéndole un levísimo toque de “Dune”, y… ¡voilà!


Entonces, ¿por qué no funciona? ¿Por qué la película es tan mala que provoca sonrojo? Pues porque una buena idea no basta para evitar que una película sea un desastre. Y en este caso ni siquiera era una buena idea: era una idea robada de un par de buenas películas, lo cual no es lo mismo. Desde luego no voy a defender la originalidad de “Star Wars”, que también se basó en gran cantidad de fuentes. Algunas son muy conocidas por todos, como “La fortaleza escondida” de Kurosawa. Otras no lo son tanto, pero no por ello son menos importantes. Sin embargo Lucas era un buen artesano y supo amalgamar con todo ello una película que aún hoy en día, a pesar de tener casi treinta años, sigue siendo estupenda.

Ahora me doy cuenta de que incluso el título, “Era Gon”, se parece a “Estar Guors”. ¿Coincidencia? Dicen que los libros de “Eragon” los escribió un chaval de veintiún años. Me puedo imaginar sus películas favoritas, y que también son las mías. Yo con quince años hacía remakes literarios de Rambo. La diferencia estribe en que afortunadamente a mí no me los editaban. Pero la ingenuidad es exactamente la misma.

Sólo el tiempo dirá si “Eragon” es un plagio obsceno, ingenuo y mal ejecutado, o por el contrario el mito psicológico de “El emperador de todas las cosas” (en el que también se basó “Star Wars”) sigue funcionando y catapulta la película a las más altas cotas de la fama y el éxito.


Yo, por mi parte, voy a conceder en esta ocasión el beneficio de la duda a la inteligencia humana y apuesto que “Eragon” no alcanzará la categoría de trilogía, con lo que sería la segunda vez que Jeremy Irons se embarca en un proyecto similar y fracasa (recordemos “Dragones y Mazmorras”).

En fin, se admiten apuestas.