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lunes, 7 de julio de 2014

Desmontando el ERA

Estamos viviendo tiempos de cambios, y el mayor cambio es que por fin estamos empezando a creernos que algunas cosas están cambiando, tal vez para siempre; concretamente, estamos empezando a darnos cuenta de que el sueño de socialismo colectivista en el que algunos creían vivir, se está viniendo a bajo y se están destapando sus debilidades y miserias.

Uno de los casos más flagrantes lo estamos viviendo en mi familia en nuestras propias carnes. Tras una reunión con una trabajadora del ERA (Establecimientos Residenciales de Asturias, o lo que es lo mismo, las Residencias Públicas para ancianos) de la Residencia en la que mi abuela lleva residiendo 21 años, nos estamos enterando de que, aunque mi abuela paga el 75% de su pensión de viudedad al ERA, lo que falta para cubrir el coste de la plaza (más de 1.400€ para una plaza de nivel 3 de dependencia) no es "condonado" por las arcas del Estado ni por las del Gobierno Autonómico, sino que se acumula una deuda que, a día de hoy, en el caso de mi abuela roza los 140.000€. Echen las cuentas: 21 años x 1.000€ de deuda ¡mensual! (mi abuela cobra una pensión de viudedad que no llega a los 600€).

Consecuencia: tras la descentralización de competencias, las administraciones regionales que no tienen dinero están empezando a reclamar las deudas de personas fallecidas a los herederos de las mismas. Tiempo atrás, en vacas gordas, este tipo de deudas se condonaban. Ahora se reclaman las cuentas bancarias, se realizan amortizaciones parciales, se reclaman pisos puestos en garantía. Y si aún así los bienes del fallecido son insuficientes, los herederos tienen que cubrir el resto de la deuda.

Imagínate que tu padre fallece tras llevar 20 años en una residencia, y que lo que heredas sea una deuda de 200.000€. Ésa es la situación a la que se están enfrentando en estos días muchas familias asturianas, acuciadas por reclamaciones del ERA de la deuda generada por sus familiares fallecidos.

Si muchos seguís sin creer esto que os estoy diciendo, podéis consultar el BOPA, donde incluso hay disponible un modelo de contrato.

¿La solución? Tras pasar por un prestigioso bufete de abogados de Oviedo, parece que la mejor opción pasa por heredar a "beneficio de inventario", una fórmula jurídica que, en caso de que la herencia conlleve una deuda, ésta solo pueda ser pagada (total o parcialmente) con el inventario de bienes de la persona fallecida, y nunca con bienes de los herederos. Otra opción, algo más engorrosa, es una renuncia total a la herencia, aunque en este caso (a) deben renunciar todas las generaciones de herederos (hijos, nietos y hermanos de la persona fallecida y (b) el ERA puede abrir una instancia judicial para posicionarse como heredero, y evitar que los bienes de la persona fallecida acaben en manos del Estado.

Afortunadamente mi abuela aún está con vida (y que dure muchos años), aunque el hecho de saber que está generando unos 1.000€ mensuales de deuda me hace preguntarme qué ha sido del Estado de Bienestar, de esa utopía socialista en la que muchos creímos vivir hace algunos años. Es evidente que la Economía lo es todo, y no puede haber prestaciones sociales sin un modelo de gestión económica que lo sostenga.

Pero cuando ya ni siquiera te puedes morir sin endeudar a tus hijos, cuando la muerte se convierte en un negocio, cuando el oscurantismo de las administraciones públicas hace que no tengan la obligación de informar al residente del estado de su deuda pendiente, cuando desde el propio Centro te niegan una copia del contrato y te mandan a Oviedo a pedir un certificado de deuda, cuando la propia trabajadora social, puesta entre la espada y la pared, te dice que llegado el momento debes renunciar a la herencia de tu madre para no asumir la subsiguiente deuda... llega un momento en el que la realidad supera a la ficción, a esas ficciones distópicas que solíamos leer de pequeño (Un mundo feliz, 1984, Mercaderes del Espacio, Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas, Nosotros...).

El futuro ya está aquí. Tanto jugar con él a "Un dos tres palomita blanca es", y el cabrón ha llegado a nuestra casa sin que nos diéramos cuenta. Ahora solo nos queda apretar los dientas y aguantar, porque hace tiempo que nos estaba dando por el culo, pero solo es ahora cuando esa sensación molesta en el recto ha comenzado a doler de verdad.