Apoya Wikipedia Por la neutralidad de la red Apoya Wikileaks! Vota a otros

jueves, 28 de agosto de 2008

Relatividad - Sudáfrica II

La paradoja de los gemelos (o paradoja de los relojes) es un experimento mental que analiza la distinta percepción del tiempo entre dos observadores con diferentes estados de movimiento.

Esta paradoja fue propuesta por Einstein al desarrollar lo que hoy se conoce como la relatividad especial. Dicha teoría postula que la medida del tiempo no es absoluta, y que, dados dos observadores, el tiempo medido entre dos eventos por estos observadores, en general, no coincide, sino que la diferente medida de tiempos depende del estado de movimiento relativo entre ellos. Así, en la teoría de la relatividad, las medidas de tiempo y espacio son relativas, y no absolutas, ya que dependen del estado de movimiento del observador.

El transcurrir del tiempo es otra de las cosas difícilmente cuantificables que nos ha sucedido en Sudáfrica. Apenas hemos estado tres semanas, pero han parecido tres meses. El truco de la inmortalidad reside en el número de cosas que observas o haces por minuto, y en Sudáfrica la frecuencia era vertiginosa. No había horas muertas; ni siquiera había minutos moribundos. En su lugar había un millón de cosas que hacer y un millón de cosas que observar, consciente o inconscientemente.

El viaje ha sido una explosión de novedades dirigidas a todos nuestros sentidos, aunque en muchas ocasiones no lo percibiésemos conscientemente. El eco que producen las paredes de ploricloruro de vinilo de nuestras oficinas no existe allí. Los matices de luz absorbidos por el polvo africano parían diariamente atardeceres de una belleza inimaginable. El tacto de la tierra transformada casi en arena por los años de erosión, o el simple acto de tomar la comida con las manos, que nos hacía comulgar con ella, y cambiaba el sabor del arroz y del pollo, el sabor de las espinacas y el poorridge, de forma que se combinaban en una armonía de sabores que resonaba en la orgía de sensaciones a la misma frecuencia que el latir del universo.

Está demostrado que el tiempo psicológico transcurre de forma diferente en un niño que en un adulto. La explicación habitual es que el niño está bombardeado continuamente por sensaciones nuevas y educadoras, mientras que el adulto ha aprendido a filtrar aquellas que no le aportan valor y a quedarse solamente con las pocas que sirven a sus propósitos.

En Sudáfrica volvimos a ser niños. Aprendimos de nuevo el secreto de la inmortalidad. Y aunque cada día que pase en mi trabajo de consultor aleje ese secreto de mí una vez más, espero que un pequeño residuo de ese arcano permanezca en todos nosotros, para que siempre podamos seguir mirándole a la vida con los ojos inquisitivos de ese niño que todos llevamos dentro pero al que casi nunca dejamos salir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que gusto me ha dado leerte, David!!

Me siento súper indentificada con este post y con el anterior, salvo en lo que tu y yo sabemos. ;P

Me he sentido como en casa, y también dudo ahora de cual es mi auténtico hogar. Dónde se queda mi alma o dónde viven todos aquellos que quiero???

Y sí, una niña más que nunca! Para la que todo era nuevo y bueno. Con todo un nuevo mundo por descubrir y maravillada como nunca ante la perfecta Creación del Señor.

Ya estoy deseando verte en unas horas para recordar, junto a los padres de un santo, estas tres semanas que hemos compartido.

No sé por qué, pero después de Africa, te quiero más...

Desprendes amor y felicidad por todos lados y eso me hace a mi aun más feliz.

Mil besos y hasta dentro de 2 horitas!

Fdo: Leonor

Da5id dijo...

Mil gracias Leonor, me ha emocionado mucho tu comentario. Yo también te quiero un montón...