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miércoles, 16 de abril de 2008

El último golpe

Durante las últimas semanas he estado pagando una importante deuda con el cine: jamás había visto ni una sola de las películas de la saga de Rocky Balboa, que encumbró a Sly a las más altas cotas de popularidad del cine. Fueron los gloriosos años en los que Sly y Arnie partían un bacalao llamado Hollywood a base de ostias.

Al contrario que Arnie, que tuvo la enorme fortuna de coincidir con directores de la talla de James Cameron, Paul Verhoeven o John Millius, la carrera de Stallone, para bien o para mal, siempre ha estado asociada a su propio nombre. Ha sido el propio Sly el que ha escrito y dirigido muchas de las películas que le dieron fama. Fue la primera de ellas, "Rocky", la que le encaramó de la noche a la mañana al olimpo del éxito.

Siempre me he reído del hecho de que "Rocky" arrebatase a "Taxi Driver" los Oscar a la mejor película, montaje y dirección. Pero después de haberla visto por primera vez, mi risa ya no es tan fuerte.

Efectivamente, el primer round de Rocky es una película excelente, en la que Sly interpreta a un boxeador medio sonado, que tuvo un pequeño destello pero que actualmente se dedica a hacer de matón para un pequeño mafioso italiano. La sordidez de las calles de Filadelfia, por donde Rocky deambula liándose a golpes con la vida, enmarca el tono sucio y deprimente de la primera parte de la cinta. De repente, Rocky ve cómo todo eso cambia cuando Apollo Creed, el campeón del mundo de los pesos pesados, decide concertar un combate por el título contra el potro italiano. Apollo piensa que un combate contra un boxeador local de procedencia humilde despertará la vena sensible de un público cada vez más desapasionado con el boxeo. El único error que Apollo ha cometido es no conocer a su rival, que de repente ve la oportunidad de brillar como nunca lo había hecho antes; ve la oportunidad de dar sentido a su vida, de convertirse en un boxeador de verdad. Los boxeadores boxean. Motivado además por su recién estrenada relación sentimental con Adrian, la introvertida hermana de su amigo Paulie, Rocky se elevará del barro de los derrotados al cielo de los ganadores para enfrentarse a Creed en un combate que resonará con estrépito en los anales de la historia del boxeo.

Sin querer destripar más la película... ¡joder, mola! Rocko encarna en sus venas el sueño americano de que cualquiera puede conseguir todo aquello que se propone, pero en "Rocky" este sueño es amargo. Rocky se supera para mostrarse ante las cámaras de todo el mundo como el único boxeador que ha aguantado los doce asaltos a un Apollo Creed prepotente y engreído, sí... pero también subsiste la trágica idea de que Rocky nunca podrá dejar de ser una persona analfabeta y medio sonada, que encuentra en Adrian la única muleta en la que apoyarse y con la que reunir fuerzas para salir a correr todos los días por las frías calles de Filadelfia.

En "Rocky II" se refuerza aún más esta idea: Rocky ha ganado dinero con el combate contra Apollo, sí, pero es incapaz de administrarlo correctamente, y lo que es aún peor, incapaz de encontrar un trabajo digno. Tiene que romper sus acuerdos publicitarios porque apenas sabe leer los slogans que le han preparado, y debe terminar volviendo al almacén de carne de Paulie. La única forma de sacar adelante a su mujer es volver al boxeo, aceptando el combate de revancha de Apollo Creed.

Y aquí acaba todo.

"Rocky III" es una absurda película en la que vemos a un Rocky trajeado, mucho más culto, que tan solo lucha por amor propio: antes de morir, su entrenador le confiesa que ha elegido a rivales fáciles para que Rocky pueda mantener su título de campeón del mundo. Furioso, Rocky accede a pelear contra un Mr T. (Clubber Lang) que da aquí su salto a la pantalla grande tras llegar a la cumbre de su éxito en "El equipo A". Indignado por la actitud fatua y ofensiva de Clubber Lang, Apollo Creed decide entrenar a Rocky a su estilo: para ello le lleva al barrio negro de Los Ángeles. Y su estilo resulta ser una mezcla de baile funky y soul, en el que parece imprescindible llevar unos fardaguevos minimalistas y de look homosexual. Sic.

"Rocky IV" es más de lo mismo, solo que esta vez hay un robot gigante con voz sensual en la mansión de Rocky, y en vez de luchar en Estados Unidos lo hace en lo más recóndito de la estepa siberiana, para tumbar al hiperdopado boxeador ruso Iván Drago y vengar así la muerte en el ring de su antiguo rival y amigo Apollo Creed. Como anécdota curiosa, es la única película en la que Rocky se deja barba. Desaliñado, corre por los bosques soviets, dejando atrás a los guardaespaldas rusos que le siguen en un coche negro que se va abriendo paso por metros de nieve y de vergüenza ajena. En fin, una película más de la época del telón de acero, en el que en un (¿emotivo? ¿naïf?) final Rocky grita al público ruso: "habéis venido aquí a ver pelear a dos hombres. Pero yo pienso que es mejor uno contra uno, que un millón contra un millón. Si yo he cambiado, y vosotros habéis cambiado, creo que todos podemos cambiar". O algo así, no sé.

"Rocky V" se hunde de forma definitiva en la miseria más profunda e insondable: incapaz de boxear por una especie de tara (recuerdo del último combate con Drago), y sumido en la ruina económica por culpa del estúpido Paulie, Rocky es tentado por el mánager del actual campeón del mundo para volver al boxeo y enfrentarse a éste. Sin embargo Rocky no accede, y se limita a entrenar a un chico de la calle que le pide que le entrene. Poco a poco, Rocky empieza a revivir la emoción del combate a través de los ojos y los puños de su pupilo, y consigue hacer crecer a éste hasta el punto de hacerle pelear por el campeonato de los pesos pesados, y vencer. Claro que, justo antes de esto, el pupilo de Rocky abandona a éste para irse con el mánager del ex-campeón. La victoria, sin embargo, tiene el sabor amargo de saber que no ha competido contra el mejor, y por ello el ex-pupilo de Rocky va a ver a éste para retarle. Resultado: una pelea callejera en la que lo único que faltan son las navajas de mariposa y las patadas en el estómago. Un final aparentemente victorioso para Rocky, pero vergonzoso para Sly: un derrotado que ya ni siquiera puede luchar contra sus rivales en el ring, y tiene que conformarse con una pelea de gichos para poder desatar su furia.

"Rocky V" se estrenó en 1990, y hemos tenido que esperar al año 2006 para ver la continuación de la saga del potro italiano. Y tengo que decir que probablemente sea la mejor película de toda la serie. Tal vez incluso mejor que la primera. No me voy a extender aquí, porque hay millones de artículos sobre la película, y la mayoría coinciden con mi opinión.

"Rocky Balboa" puede tener defectos, sí, pero sus virtudes son tan grandes que se comen al espectador desde el primer minuto de la película. "Rocky Balboa" es la historia escrita con las tripas del propio Sly. "Rocky Balboa" es la historia de un luchador, de alguien que nunca ha dejado de luchar, y al que la vida ha derrotado, al menos aparentemente. "Rocky Balboa" es la historia de una persona que vive de contar sus antiguos combates a los comensales que acuden a su pequeño restaurante de comida italiana ("cocinada por hispanos"). De alguien que vive de la nostalgia, añorando los tiempos en los que la nostalgia no existía, tan solo había el "aguanta un asalto más". De alguien que tiene una sombra alargada, que tapa a sus propios hijos... pero que sólo es sombra.

Y sin embargo...

También es la historia del alguien que se sabe derrotado, pero que sabe que lo único que importa es aceptar el combate, y no el resultado del mismo, y que el día que no pueda aceptar el reto, será el día en el que no sólo esté derrotado, sino también acabado.

"Rocky Balboa" es la única autobiografía que veremos de Silvester Stallone, escrita con el corazón en un puño y la pluma en el otro, volcando en el guión su nostalgia, su visión sobre la vida, el éxito y el fracaso. Parece que Sly decidió jugárselo todo a una carta, escribiendo (como recomiendan los expertos) sobre lo que uno conoce. Y no hay nadie que conozca a Sly mejor que el propio Sly.

"Rocky Balboa", por tanto, no es tan solo una película. Es mucho más que eso. Es una experiencia de vida. No siempre agradable, casi nunca triunfal, pero que emana un olor fuerte y agridulce a sinceridad y honestidad.

A pesar de que en en este último round Rocky vuelve a ser aquel boxeador medio sonado de la primera cinta (aunque eso sí, con treinta años más de experiencia), no es inconveniente para que en la última cuarta parte de la película suelte el que, a mi juicio, es uno de los mejores soliloquios de la historia del cine...

El mundo no es todo alegría y color. Es un lugar terrible, y por muy duro que seas, es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente si no se lo impides. Ni tú, ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida. Pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte, y lo soportas mientras avanzas, hay que soportar sin dejar de avanzar. ¡Así es como se gana!

Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que soportar los golpes, y no puedes estar diciendo que no estás donde querías llegar por culpa de él, de ella o de nadie, porque eso lo hacen los cobardes, ¡y tú no eres un cobarde! ¡Tú eres capaz de todo!


HAZ CASO A SLY: TÚ ERES CAPAZ DE TODO



Una crítica más de Rocky Balboa en la red (fuente):

» ROUND 6

El mejor episodio desde aquella pelea del 76, tal vez porque no se parece en nada a los 4 últimos rounds. En esta ocasión, Rocky y Stallone regresan a pelear y a actuar de verdad, aprovechando la fotografía de la Ciudad de Filadelfia y la emotividad cosechada por una treintena de años.

En la vida real, como en el argumento, nadie esperaba nada del semental italiano; es decir, ya nadie aguardaba nada de Rocky y mucho menos de Stallone. Muchos productores rechazaron el guión y tomaban una última cinta del gladiador italiano como una mala broma y un fracaso asegurado.

Es Joe Roth, cabeza de Revolution Studios quien cree y hace realidad la frase del orgullo de Filadelfia "...One more round."

Es así que el sexto capítulo ve la luz, tratando de recuperar la esencia del personaje, presentando una analogía de Rocky con Stallone; un estrella que llegó a la cima demasiado rápido y por ende, el éxito, la fama y la soberbia le arrollaron, dejando después de tres decadas, simplemente un hombre vapuleado que debe demostrar que puede dar una batalla más.

Esta batalla llega en la cinta por azares del destino, cuando tras un simulacro de computadora entre el campeón actual y Rocky (en sus mejores tiempos), el resultado es un KO para el garañón. Sobra decir que la indignación del campeón y la ambición de sus publicistas deciden buscar a Stallone para un combate de exhibición y...

Rocky Balboa, mucho mejor título que Rocky VI, triunfa sobre sus cuatro predecesoras porque no es la típica cinta del invencible, no es Rocky brincando la cuerda y golpeando la pera bajo los clásicos acordes orquestales, no. Esta nueva realización es una fotografía de las ruinas que quedan de los hombres tras una larga historia de boxeo, ruinas que no se limitan a lo físico, sino a la moral y a lo mental; campeones que viven de ayeres, de triunfos idos, de nostalgias jab y recuerdos gancho... porque, después de todo ¿qué le queda a un luchador cuando la lucha se ha terminado?

Por otro lado, para nadie es un secreto que Talia Shire no regresa para esta película. La roca sobre la que el héroe se levantaba, ya no lo es más, quedando sólo el hombre que amanece solo en una cama fría. Lo que podría parecer un error, se convierte en un acierto, porque esta ausencia, más que los demoledores golpes de sus adversarios, es lo que ha diezmado a Rocky, quien sin saber cómo llenar ese vacío, comienza nuevamente a escuchar a su bestia interna, aquella que quiere seguir y recibir más castigo a cambio de continuar en la batalla.

La cinta funciona gracias a un guión inteligente que si bien no es creíble, sí es humano. A esto puede sumarse una buena actuación de Stallone y otra de Burt Young, el cínico y terrenal Paulie, último eslabón del excampeón con Adrian.

Milo Ventimiglia, a quien muchos recordarán por sus apariciones en Gilmore Girls, es Rocky Jr, quien a pesar de lo trillado y cuadrado de su personaje logra ser creíble e interviene en una secuencia clave para el corazón de la cinta, un diálogo donde su padre le explica el funcionamiento de la vida en un modo de hablar que Rocko jamás antes utilizó. Sorprende no sólo aquí, sino en toda esta cinta pelea, la cantidad de buenas frases y diálogos inteligentes... que digan ahora que 30 años son nada, ja.

Debo decir que yo tampoco creía que Stallone pudiera lograr un regreso digno después de ver su contínua espiral descendente. Vamos, el mismo actor, ya instalado en una faceta más humilde, declaró hace poco que las cintas 3 y 4 no fueron buenas y que la 5 simplemente fue decepcionante. Creo que nadie creía que podía lograrlo, igual que el boxeador de su historia, sin embargo, Rocky Balboa ha salido a dar su última gran pelea. La campana suena y la batalla comienza una vez más.

3 comentarios:

Ivan Arrizabalaga dijo...

Jo, con este post me has alegrao el día.

Que bien se siente uno cuando se deja la piel en algo y acaba vacio, sin tener duda de que no ha podido hacer nada mas.

Da5id dijo...

Qué frase más buena tío. Me la apropio para usarla por ahí ¿vale? :)

Ivan Arrizabalaga dijo...

Vale!

La verdad es que a veces me pongo de un tonto...y acabo hablando como los guionistas de Expiación
jajjaja.