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miércoles, 7 de octubre de 2009

Camino

Justa triunfadora de los Goya de este año, "Camino" es una precisa disección del eterno dilema de la fe enfrentada a la razón, y cómo cuando alguno de las dos se exacerba, se puede llegar a situaciones trágicas, máxime cuando quien las sufre es una niña que no tiene la suficiente capacidad como para escoger su propio camino, sino que son los demás quienes elijen por ella.

Película perfecta donde todos sus componentes engranan a la perfeccion, sobresale la actuación de los actores, que dotan de una verosimilitud desconcertante a sus personajes.

La historia versa sobre una familia del Opus Dei, y en particular sobre la hija pequeña, a la que de la noche a la mañana se le diagnostica una grave enfermedad. En este punto arranca el drama emocional de la película, fruto del deseo de la niña por formar parte de la obra de teatro de la escuela donde participa el chico que le gusta, contrapuesto a los deseos de su madre, que deposita todas sus esperanzas en Dios y solo desea que su hija siga los pasos de su hermana mayor en su fe por Cristo y acepte la tragedia como el designio inexcrutable del Todopoderoso.

A este ya de por sí drama familiar se une el ansia de La Obra porque la niña se convierta en una mártir del Opus y, por qué no, una futura beata, anteponiendo ese deseo a los de la propia niña.

El epicentro del drama, por tanto, es la propia niña, que se encuentra presionado por su hermana, su madre y toda la curia eclesiástica para que afronte su grave enfermedad con una serenidad y confianza en Cristo que es aberrante con su edad y su discernimiento. La niña se convierte entonces en una marioneta que solo encuentra comprensión en su padre...

En un final onírico, nos metemos en la imaginación de la niña en los últimos momentos de la película, y el conflicto llega a un clímax final que es un ejemplo perfecto de la manipulación cinematográfica, en el mejor sentido del término, con un último plano final majestuoso.


Dejando a un lado la sinopsis de la película, me permito algunos comentarios a nivel particular.

"Camino" se llevó en su momento centenares de críticas procedentes todas del mismo lado (la Iglesia), y después de ver la película creo que son injustas. La película no es una crítica a la religión, sino más bien todo lo contrario. En la cinta el propio personaje de la madre es el de una persona buena, que quiere a Dios y a su hija, y quizá su único problema es que los ama en ese orden.

La crítica de la película va más bien hacia la Iglesia como institución, y en particular al Opus Dei, el sumum de ese concepto jerarquizado y ortodoxo de fe cristiana, en el que muchas veces pesa más el concepto de institución que el pilar de dicha institución, que son las personas y el Amor a las personas.

Pero la Iglesia como institución es el lastre que debe aceptar el cristianismo en su ansia evangelizadora y de llegar a todas las partes del mundo. La Iglesia como institución no debería ser más que una entidad de gestión de los fondos económicos que se utilizarán para el mantenimiento y la construcción de las infraestructuras necesarias para expandir su doctrina a todo el mundo.

El problema que arrastra la Iglesia actual es que esa entidad de gestión se ha corrompido hasta extremos obscenos y ha transformado su poder económico en un poder político, con la consiguiente pérdida de perspectiva respecto a sus objetivos primigenios.

Retornando al tema que nos confiere, por tanto, podríamos decir que la crítica de la película se centra en el Opus Dei como herramienta poder político y de manipulación mediante la fe, pervirtiendo los dogmas cristianos en aberraciones absurdas.

En este sentido me pareció genial cómo se trata el tama de los "ofrecimientos". Un ofrecimiento es cuando el cristiano torna un mal en bien mediante el acto de ofrecérselo a Cristo en favor de alguien. Ejemplo: me duelen los pies, así que ese dolor de pies se lo ofrezco a Dios (en general con un favor en mente). En la película hay una secuencia corta pero magnífica en la que la hermana de Camino se mete piedras en los zapatos para ofrecer ese dolor a Cristo.

Es decir, el concepto de sacrificio y pobreza de las enseñanzas originales de Cristo se torna en un masoquismo absurdo y delirante en el cual cuanto más suframos en este mundo más felices seremos en el otro.

Y creedme, ese tipo de cosas existen. No son en absoluto una exageración dramática de la película, porque en los últimos años he conocido a gente muy religiosa y próxima al Opus, y algunas de ellas este tipo de pensamiento lo hacen suyo en mayor o menor medida.

Por tanto, y para resumir: la película de Javier Fesser es una excelente profundización sobre el tema de la fe extrema, completamente respetuosa con ella, aunque certera y ácidamente crítica con ciertos elementos de esa fe cuando en algunos casos se transforma en fanatismo y obsesión.

3 comentarios:

PusSiN dijo...

Ya echaba de menos yo estos post polémicos, xDDD.

Un abrazo.

Da5id dijo...

Bah, apenas es polémico. Espera y verás, que estoy trabajando sobre unos cuantos borradores que van a dar de qué hablar xDD

¡Abrazos!

Ivan Arrizabalaga dijo...

Vaya fregao! Tengo ganas de ver esta pelicula, por lo que dices suena interesante.

Que si quies arroz Catalina...

Un abrazo.