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jueves, 31 de diciembre de 2009

Repaso al año 2009

Después de darle vueltas, he pensado que no podía acabar el año con una poesía -tan bella como triste- como la de Ángel González, así que voy a dejar la originalidad como propósito para el año en ciernes y a cerrar el año lectivo de este blog con un repaso a las luces y a las sombras que ha vivido.

En general ha sido un año muy positivo, que arrancó con un hecho muy importante para mí y supongo que aliviador para los lectores de este blog: la pausa temporal que di a mi ego, fruto de un comportamiento consecuente que siempre predico pero pocas veces pongo en práctica. El uso escapista, irresponsable y hedonista que las nuevas tecnologías y la web 2.0 tienen en nuestra sociedad fue el motivo de una reflexión que, intuyo, rozó la llaga a más de un lector, y al mismo tiempo supuso una reflexión interna para un servidor, que manteniendo este blog contribuye con su granito de arena a la desinformación y al lloriqueo buenrollista que impera en la Internet de estos días.

Una pausa que, por lo demás, proporcionó un balón de oxígeno y un período de tranquilidad en el que pude meditar cuáles iban a ser mis próximos y vacilantes pasos en la vida. Fruto de ello es que he vuelto con energías renovadas, gracias a lo cual he igualado prácticamente el número de entradas en esta bitácora con el de 2006 (el segundo año en el que más escribí), aún teniendo en cuenta el hecho de que durante seis meses el blog se mantuvo en el dique seco debido al "castigo" autoimpuesto, y que de los seis restantes, casi un tercio he estado de vacaciones o impedido. Si prorrateásemos a doce meses con el mismo ritmo, es obvio que éste podría haber sido el año más fructífero del blog. Lo cual no quiere decir nada, por supuesto, salvo que -tal vez- he tenido más tiempo, voluntad y cosas que decir que otros años.


Las otras circunstancias positivas son esos tímidos pasos que, como decía, he dado en dirección al que creo es el camino que debo seguir: la confianza, los nuevos retos, y la obtención de tiempo para la introspección y la labor creativa. Así, me he operado de una miopía que llevaba arrastrando desde los ocho años, estoy cursando un master de Diseño Gráfico que siempre fue una de las ilusiones con las que vine a Madrid, y me he mudado a un apartamento para poder disfrutar (sí, disfrutar) de la soledad y poder recuperar un entorno de creación artística adecuado, no solo para el blog, sino para otras facetas aún por explorar.

Estos tímidos pasos no significan nada sin una continuidad, así que uno de los objetivos para empezar el 2010 es, precisamente, redactar una lista de objetivos. Tarea que no es nada fácil. Gracias a los libros de Programación Neuro Lingüística he adquirido ciertas herramientas para la confección de objetivos y metas a corto y largo plazo, pero aún así es un trabajo complejo. Uno de esos objetivos (o tal vez un subobjetivo de algo mayor) sea mejorar mi nivel de inglés.

Un nivel de inglés que pude poner a prueba en Sudáfrica, adonde pude volver en un precipitado sprint contra el tiempo, el trabajo y mis propios miedos. Contra el tiempo porque saqué los billetes con una semana de margen; contra el trabajo, porque tuve que conciliar las vacaciones con los intereses de mi cliente actual y de mi propia empresa; y contra mis miedos, porque realmente me acojonaba la idea de viajar completamente solo a 10.000 km de distancia y sin saber demasiado inglés.

Finalmente, como suponéis, la experiencia mereció la pena una vez más. Vencidos mis miedos, ahora sé que puedo viajar casi a cualquier sitio, aun sin dominar perfectamente el inglés. La duda que se plantea es... ¿podría trabajar en cualquier sitio? Probablemente no, y por eso el próximo paso tiene que ser asistir a una escuela de idiomas o una academia.


En lo profesional ha sido un año muy tranquilo, salvo porque la empresa en la que trabajo despidió a casi una decena de personas y casi se va a la mierda. Pero, curiosamente, la perspectiva de perder el trabajo no me aterra. Creo que es positivo, porque significa que no me he vuelto demasiado conservador para cambiar, si es necesario. Y es algo sobre lo que llevo dando vueltas bastante tiempo, aunque los pros y contras están bastante balanceados, y esa incertidumbre es la que me impide dar un paso que, tal vez, sea con el tiempo inevitable.

Porque aún soy joven y tengo el vigor y las ganas de afrontar nuevos retos. En ese sentido la salud, un año más, me ha respetado a mí y a mi familia. Brindo por eso, porque la salud es de esas cosas que se dan por sentadas y que no se valoran hasta que no se pierden. Que dure.

Y permitidme un último brindis: por saber discernir el trigo de la paja, por saber cuándo se ha encontrado un tesoro en un amigo, y por saber regar esa amistad para que ese árbol florezca hasta el fin de los días.

Desde este humilde blog, mi particular paño de lágrimas, tanto de alegría como de tristeza, vuestro amigo os desea unas felices fiestas; en compañía de vuestra familia, vuestra pareja, vuestros amigos (aquí tenéis uno), vuestro gato o pez de colores.

En unos segundos la Tierra volverá a iniciar un ciclo elíptico alrededor del Sol. Será el ciclo 4.550.000.000 (eón arriba, eón abajo), formando parte de un Sistema Solar que solo es uno de entre los 300.000 millones que conforman la Vía Láctea, la galaxia espiral en uno de cuyos brazos periféricos orbitamos.

Se han contabilizado en el universo unos 100.000 millones de galaxias, solo en la parte observable. Debido a la velocidad de expansión con la que éstas se alejan de nosotros, nos resulta imposible observar mediante ninguna componente de la luz aquellas galaxias que huyen a más de 300.000 km/s, con lo cual es muy probable que el universo en realidad contenga una cantidad aún mayor.

De entre esos 100.000 millones de galaxias vivimos, por tanto, en la periferia de una de ellas, entre 300.000 millones de estrellas vecinas, en una moto de polvo a la que orgullosamente llamamos "Tierra".


En realidad, en unos pocos segundos no va a pasar nada a nivel geológico o cósmico. Somos tan solo un grupo de carnívoros celebrando el solsticio de invierno y el nacimiento del Sol. Pero entre ese grupo de mamíferos me encuentro yo y te encuentras tú, y eso es suficiente para crear algo extraño, algo que hace tambalear la estructura del Universo, del Tiempo y del Espacio, aunque solo sea por un segundo, y aunque acabe sucumbiendo inevitablemente ante éstos.

Ese algo especial, que se magnifica en estas fechas, es lo que nos hace seguir avanzando, perseverando, aún a sabiendas de que el fruto de todo ese esfuerzo y sufrimiento es, a todas luces, insuficiente.

Porque sabemos que, a pesar de todo, no importa lo que hay al final del camino. Lo verdaderamente importante (tal vez lo único importante) es el camino en sí, y el hecho de poder recorrerlo juntos.


Feliz Navidad, amigo/a mío/a.

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