Haz que cada pelota cuente.
La bola nos puede venir bien dada o mal dada, nos puede venir de derechas o de revés, pero los que decidimos cómo la vamos a golpear solo somos nosotros.
Olvídate del rival, olvídate del público y simplemente conócete a ti mismo. Conoce tus debilidades y fortalezas, tu sistema de creencias y valores, y perfecciona lo que necesites para golpear la pelota justo de la forma en la que quieres.
¿Vas a ser un devolvedor de pelotas? ¿Vas a ajustar a las líneas? ¿Vas a hacer dejadas o vas a golpear fuerte? ¿Vas a subir a la red a hacer una volea? ¿Vas a lanzar a la izquierda, a la derecha o al centro? ¿O, simplemente, vas a dejar pasar de largo la pelota confiando en que se va a ir larga?
El sentido de la vida se reduce a responder precisamente esta pregunta: ¿cómo quieres golpear la pelota?
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3 comentarios:
Ja! pero la mayoría de veces no sabes cómo te viene la pelota hasta que te ha dado un golpazo en la cara!
Querida Anónima,
Si no sabes cómo te viene la pelota es porque no la estás mirando.
¿De verdad que no la has visto venir? Medita un poco. Piensa en cómo ha golpeado tu rival, en cómo se ha posicionado, cómo ha extendido el brazo. Has tenido los signos ahí todo el rato.
No le eches la culpa a la pelota. La culpa no es más que tuya, que no has apartado la cara o puesto la raqueta en medio.
Tienes múltiples opciones, solo tienes que estar atento y decidir.
Un beso.
Visto como va el partido, yo opto por doparme y conseguir devolver los golpes como sea...
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