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domingo, 20 de junio de 2010

Camino de Santiago (1)

Jacobo, también llamado Santiago el Mayor para ser distinguido del otro apóstol llamado Jacobo, Santiago el Menor, fue un apóstol de Jesús de Nazaret, nacido en Galilea y muerto en Jerusalén en el año 44. También es conocido como San Jaime, San Diego o San Yago, y es el patrón de España.

Según la leyenda, tras el Pentecostés (hacia 33 d. C.), cuando los apóstoles son enviados a la predicación, Santiago habría cruzado el mar Mediterráneo y desembarcado para predicar el Evangelio en la Hispania (actuales España y Portugal). Según unos relatos, su prédica habría comenzado en la Gallaecia; otras tradiciones afirman su llegada a Tarraco y su viaje por el valle del Ebro, hasta entroncar con la vía romana que recorría las estribaciones de la Cordillera Cantábrica y terminaba en la actual La Coruña. Esta tradición hace de Santiago el santo patrón protector de España.

De acuerdo a la tradición cristiana, hacia el año 40 la Virgen María se apareció a Santiago el Mayor en Zaragoza. Según los apócrifos neotestamentarios, cuando María ve cerca su muerte, recibe la visita de Jesucristo resucitado. Ella le pide estar rodeada por los apóstoles en el día de su muerte, pero todos ellos están dispersos por el mundo. Jesucristo le concede su deseo y permite que sea la misma María, por medio de aparición milagrosa «en carne mortal» (mucho antes de su asunción), quien avise a sus discípulos. La aparición de María a Santiago se habría producido sobre un pilar en Caesaraugusta (actual Zaragoza), columna que se sigue venerando en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, en la capital aragonesa. Se cuenta que Santiago y los siete primeros convertidos de la ciudad edificaron una primitiva capilla de adobe en la vera del Ebro.

Santiago habría hecho todo el viaje de vuelta desde España hasta Jerusalén para encontrar a la Virgen (ya que ella seguía viva allí, en la capital de Judea) antes de su dormición. Tras una prédica, es martirizado (es uno de los primeros mártires cristianos) hacia el año 44, muerto a filo de espada por orden de Herodes Agripa I, rey de Judea.


La leyenda se cierra conque sus discípulos habrían llevado su cuerpo (conservado de alguna manera) por el mar Mediterráneo en una mítica embarcación de piedra y habrían costeado el Atlántico nuevamente hasta Galicia, donde lo habrían enterrado justamente en Iria Flavia, donde el obispo Teodomiro lo halló en el siglo VII.

Alrededor del año 813, en tiempos del Rey de Asturias Alfonso II el Casto, un ermitaño cristiano llamado Paio le dijo al obispo gallego Teodomiro, de Iria Flavia (España), que había visto unas luces merodeando sobre un monte deshabitado. Hallaron una tumba donde se encontraba un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo.

El rey Alfonso ordenó construir una iglesia encima del cementerio (compositum), origen de la Catedral de Santiago de Compostela («Santo Jacob del compositum»). Otros sostienen que la palabra Compostela proviene de campus stellae: «campo de las estrellas», debido a las luces que bailoteaban sobre el cementerio.

El descubrimiento de la Tumba del Apóstol supuso para el rey asturias una serie de beneficios: la aglutinación de sus territorios como un solo reino, bajo la especial protección del Apóstol, y la cristianización de la antigua "Vía del Finisterre", ruta seguida tradicionalmente por muchos pueblos de religión céltica, hasta el pretendido fin del mundo. De hecho, las peregrinaciones galas hacia el noroeste de España se han probado arqueológicamente y se puede afirmar que los celtas - en el primer milenio antes de nuestra era - recorrían toda Europa para ir a estos sitios, donde celebraban sus matrimonios y otros ritos. Este camino precristiano se convierte así en el Camino de Santiago o Ruta jacobea, y Compostela en el tercer núcleo de peregrinación medieval, tras Roma y Jerusalén.

En el año 1122, el papa Calixto II instituyó y proclamó que en adelante tuvieran la consideración y privilegios de Año Santo Jacobeo todos los años en los que la fiesta litúrgica de Santiago, el 25 de julio, coincidiera con el día domingo. Los próximos años jacobeos tendrán lugar en 2010 y 2021.

Un refrito de la Wikipedia



Creo que era necesaria una pequeña introducción de historia y mitología de Santiago el Mayor para poder comprender un poquito mejor qué es el Camino de Santiago, por qué miles de personas lo recorren todos los años, y por qué este año he decidido hacerlo yo.

Hay peregrinos que lo hacen por devoción religiosa y ánimo de obtener la indulgencia plenaria que se obtiene en los años jubileos como éste. También hay peregrinos que lo hacen por deporte, otros que lo hacen por cultura, e incluso algunos que lo hacen por conocer a otras personas. De hecho, es fácil hacer una buena amistad con unos peregrinos a los que vuelves a ver noche tras noche, albergue tras albergue.

En mi caso la razón no está clara del todo. Tal vez una mezcla de todo lo anterior, tal vez el simple hecho de probar algo nuevo, tal vez compartir la experiencia con una de las mejores personas que he conocido estos últimos años.

Así, la invitación para hacer parte del Camino de Santiago partió de Rafa, el misionero comboniano con el que he compartido dos aventuras en Sudáfrica y que ahora se encuentra en España en período de formación, a la espera de su siguiente destino. Es como un consultor pero con vocación y con sotana :)

Acompañándonos, Declan, un nigeriano, mezcla de carismático y de predicador, que vende La farola a la salida de un supermercado. Y Enrique, un compañero de carrera de Rafa (Agrónomos), metido a banquero, casado y con cuatro hijos.

Un grupo hetereogéneo, vaya.

Con apenas una reunión en el Retiro para conocernos y una incursión en Decathlon para comprarnos botas, calcetines, saco y mochila, nos dispusimos a afrontar unos 170 km en seis días, desde Fonsagrada el 10 de junio hasta Santiago de Compostela. No teníamos ni un día de margen, pues Enrique se había sacado ya el billete de vuelta de avión para el martes 15 de junio.

El Camino de Santiago, como buena metáfora de vida que es, son muchos caminos en uno. Está el camino fácil y trillado por la mayoría, que es el Francés. Está el camino Aragonés, que es una variante del Francés en su primer tramo. Está el camino del Norte, que recorre toda la costa cantábrica desde Irún hasta Santiago. Está el camino Primitivo, que se supone que es el que tomó Alfonso II durante la primera peregrinación al lugar en el que se encontraron los supuestos restos del Santo, y que parte de Oviedo. Está el camino de la Vía de la Plata, que nace en Extremadura y llega a Galicia bordeando todo Portugal. Y por último está el camino portugués, que nace en el norte de Portugal, y el camino inglés, que nace de los puertos de Ferrol y La Coruña. Hay algunas otras variantes menos importantes. El que nosotros hicimos, parcialmente, fue el Camino Primitivo, aunque final e inexorablemente se une al Camino Francés.


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Después de un viaje en coche en el que nos llevaron de paquete dos sacerdotes combonianos (el padre Ramón y el padre Daniel) hasta Fonsagrada, dormimos esa primera noche en el refugio de Fonsagrada, pero previamente probamos durante un par de kilómetros la lluvia y el viento que no dejarían de ser nuestros compañeros de viaje durante las siguientes 48 horas.

En el refugio de Fonsagrada conocimos esa primera noche al matrimonio de Oviedo, que llegarían con nosotros a Santiago, y a los hippies que se estaban haciendo el viaje desde Irún por el Camino del Norte y que se habían desviado al Primitivo desde Oviedo.

También esa noche conocimos los ronquidos, y añadí a la lista de imprescindibles para el Camino los tapones para los oídos.


(Continuará)

2 comentarios:

Sandra dijo...

Que pasa con Camino de Santiago(2)?

Da5id dijo...

Hay momentos para escribir (reflexión) y momentos para vivir (acción). Ahora estoy en una racha de los segundos, por eso no actualizo mucho el blog. Paciencia.