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domingo, 29 de junio de 2008

Los Cronocrímenes

Cierto sábado por la mañana, durante un caluroso julio de 2005, hice mi primera entrevista de trabajo. Ese mismo día por la tarde acepté el puesto de trabajo que me llevaría hasta Madrid... y hasta Estados Unidos, pero eso es otra historia.

Dos semanas antes, escribía esta ingenua crónica sobre las casualidades y sobre mi primer encuentro con Nacho Vigalondo a la salida de una sidrería en Gijón.

Fue también en Gijón, exactamente dos años antes de aquello, donde Nacho Vigalondo estrenó "7:35 de la mañana", el corto que le encumbraría a lo más alto del éxito... a lo más alto del éxito que un cortometrajista puede llegar, claro. La originalidad del trabajo (aunque de una factura técnica un tanto tosca) le hizo besar la gloria, llevándose una nominación al Óscar al cortometraje de ficción de ese año, que finalmente no fructificaría en la deseada estatuilla.

Ya entonces el señor Vigalondo comenzaba a rumiar la idea de un guión en el que la acción se desarrollaba en tiempo real, en una única localización y con un único actor.


Nadie podía imaginar, y Nacho mucho menos, que tardaría cinco años en llevar a cabo el sueño de su vida: no solo estrenar su primer largometraje, sino estrenar una película no sujeta a ninguna convención más que a la de su propio estilo fílmico y autoral.

Ayer 27 de junio de 2008 se producía el ansiado estreno en las salas españolas de "Los Cronocrímenes". Con un modesto lanzamiento de 77 copias a pesar de una estrategia de marketing a través de Internet inaudita en el cine español, el cineasta cántabro daba carpetazo final a un proyecto que le ha costado un lustro de sangre, sudor y lágrimas.

La pregunta que podemos hacernos ahora es: ¿ha merecido la pena? ¿Realmente la expectación que ha levantado entre el fandom gafapasta/geek/friki/alternativo fantástico/como lo queramos llamar... esta expectación, digo, ha sido justificada?

No es una respuesta fácil.

Ayer viernes el cine cumplía una deuda conmigo y yo cumplía una deuda con él. Los cinco años que Nacho ha tardado en completar su trabajo son los mismos cinco años que yo he estado dando la brasa a mis amigos con el trabajo de Nacho y la cinta fantástica. Era una cita con el destino; un destino que determinará si soy un visionario de jóvenes promesas o tan solo un patán muy pesado. Había puesto mi prestigio en manos de un desconocido.

Y la noche empezó mal; no conseguí convencer a nadie de que se apuntase a ver la película conmigo (era un mal día, la verdad), así que cogí mis bártulos y me dirigí en el autobús 133 al lugar donde Princesa pierde su nombre y se convierte en Plaza de España: los Renoir Princesa. No son unos magníficos cines, pero no están mal dentro de los cines del circuito de V.O., y ya había estado antes en ellos; eran un sitio contrastado para ver el estreno de "Los Cronocrímenes" con ciertas garantías de tranquilidad y correcta proyección.

Justo delante de mí una chica pidió una entrada para la película, pero la taquillera, confundida, le cortó dos. Atento al hecho, le dije a la taquillera que la segunda entrada me la vendiese a mí, con lo cual mataba dos pájaros de un tiro: hacía la buena acción del día, y me aseguraba un sitio al lado de la chica friki que iba sola (como yo) a ver "Los Cronocrímenes".


La realidad es que cuando me senté a su lado apenas intercambiamos treinta o cuarenta segundos de conversación (sobre todo críticas por su parte hacia la taquillera). Decidí que no me iba a comer un comín y me dispuse atento a la pantalla, descartado todo movimiento aproximativo hacia mi compañera de visionado. Y... hasta ahí puedo leer.

No voy a contar absolutamente ninguna de las cosas que suceden en la película. Pero son 88 minutos que pasan como una hora. Si la película no es en tiempo real... como si lo fuese. La fotografía es cojonuda, las secuencias perfectas, los diálogos (excepto el personaje de científico loco interpretado por el propio Nacho, afectado como todas sus interpretaciones) divertidos y brillantes. A destacar la magnífica actuación de Karra Elejalde. Con un guión loco, retorcido, malévolo y dramático que funciona como un reloj, y que hace pasar al espectador de la carcajada a la aprensión en menos de lo que se tarda en pestañear. Y sobre todas las cosas, una momia rosa que pasará de cabeza a la lista de personajes míticos del cine.

Las únicas pegas son, quizás, la afectada actuación de Nacho Vigalondo; incluso aunque su personaje, en cierta manera, lo justifique. Algunos diálogos un poco forzados (ese "por el amor de Dios" no se lo creía ni Nacho cuando lo escribió), y algunos giros más previsibles de lo que me hubiese gustado. No es una película, al fin y al cabo, tan intelectual y complicada como se había vendido desde algunos sectores. Es cierto que en determinado momento se hace complicado seguir el hilo argumental a través del diagrama de Gantt en el que (como ocurría también en "Primer") se convierte la trama. Pero la historia (a diferencia de Primer) se va explicando sola poco a poco, lo cual es de agradecer.

Sí, lo cierto es que definiría "Los Cronocrímenes" como una cinta a medio camino de "Primer" y "Retroactive", con toques humorísticos a lo "Regreso al futuro", y una componente negrísima sacada directamente del cine de asesinatos "de un solo disparo", como gusta en llamarlo Nacho Vigalondo.


¿Qué conclusión puedo sacar? Pues que a pesar de mi entusiasmo y expectativas, que suelen verse defraudadas cuando la idealización que uno se ha hecho no se corresponde con la realidad, la película me gustó mucho. No va a ser un éxito: no tiene los componentes necesarios para ello, pero creo que puede ayudar a la industria, ampliando los temas y, sí, también los géneros, a los que ya puede adscribirse sin complejos nuestra cinematografía.

Para mí, igual que para mucha gente, esto ha supuesto más que una película. Ha sido un viaje a través del cual he conocido a gente fascinante gracias al blog de Nacho Vigalondo y a sus foreros habituales. He conocido la trayectoria vital de un chico que salió de Cabezón de la Sal para hacer cine, y lo consiguió. Me he visto a mí mismo creyéndome parte vital de un proceso de marketing en cadena, y lo cierto es que puede que yo haya sido, junto con mucha más gente, uno de los eslabones de dicha cadena.

Ha sido, en definitiva, una experiencia fascinante, a la que yo, también como Nacho, doy punto y final con este artículo. De cierta manera siento que se cierra un círculo, y aunque son las cuatro y pico de la madrugada, tengo la necesidad de redondear este escrito para publicarlo y soñar el sueño de los justos.

El camino ha concluido... y justo ahí delante veo que comienza otro. Aún no sé adónde conduce, pero seguro que a algún sitio interesante. Espero que estéis allí conmigo para recorrerlo juntos.

2 comentarios:

Ivan Arrizabalaga dijo...

Oye en el Fotogramas de este mes la ponen bastante bien con 4 estrellas de valoración.

Además dicen que no se parece a nada en concreto y que lo peor de la peli es la interpretación del propio Vigalondo (el tio reconocerás que es un histriónico).

¿Opiniones?

Da5id dijo...

Sin duda, lo peor de la película, y con bastante diferencia, es la interpretación de Nacho Vigalondo. Más que histriónica... falsa. Aunque... bueno, leo hasta ahí na más :)

Como pongo en el artículo, encuentro dos referentes muy claros en la película: "Primer" y "Retroactive". Sobre todo la segunda no es una película muy conocida, pero ambas son de viajes en el tiempo y tienen un aroma similar. Lo que diferencia la de Vigalondo de las otras es que su cinta es mucho más oscura y, a la vez, con puntos cómicos realmente hilarantes, en los que la película se ríe de sí misma como concepto :)

En serio, tenéis que verla, merece mucho la pena.